miércoles, 22 de abril de 2009

Encontré un lugar para mi caos.

Es extraño e incluso absurdo sentirse así, pero no puedo evitar lo que siento.

Desde que volví me siento extraña. Este es mi hogar. El lugar que he amado toda mi vida. El lugar al que siempre he querido volver. Pero ahora algo era diferente. No sabía explicar porqué, pero así era. No quería darle demasiadas vueltas, consciente de que cuanto más piensas en algo, más borroso se vuelve. Es como intentar ver más claro un objeto acercándotelo mucho a los ojos. Sólo consigues no ver nada. Pero si lo alejas, si mantienes una cierta distancia, puedes verlo con claridad e incluso fijarte en los detalles. Así que desde un principio decidí aceptar lo que había sucedido en mi interior, no cuestionarlo, dejarlo evolucionar y ver qué respuestas iban surgiendo a las preguntas no formuladas.

La respuesta llegó a mi inconsciente cuando apenas llevábamos una semana de viaje. Iba durmiendo (los trenes japoneses tienen algo de somníferos ^^), desperté y vi el paisaje. No hubo razonamiento. No hubo línea de pensamiento. Sólo una necesidad. Permanercer allí. Mis neuronas empezaron a trabajar a una velocidad que les desconocía. Cosas a tener en cuenta, cosas que averiguar, cosas que cerrar, cosas que no cerrar. En pocos minutos confeccioné una lista que, ante la perpleja mirada de mi compañera, me apresuré a copiar en una libreta, que mi mente olvida a la misma velocidad a la que crea, y eso no quería olvidarlo. La decisión estaba tomada. El plan confeccionado. Pero no había respuesta (consciente) a la principal pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué apenas unos días habían sido suficientes para tomar semejante decisión? Nunca he sido de las que sueñan con vivir en otro lugar, ni siquiera lo soñaba con Japón. He estado en otros lugares que me han maravillado y nunca deseé quedarme. Para mí sólo existía un hogar: Barcelona. Pero todo estaba tan claro, que no hacía falta cuestionarse nada. Yo misma me daría la respuesta cuando llegara el momento.

Y hoy por fin he entendido. La respuesta es tan sencilla, que no había reparado en ella. O quizá si había reparado, pero no sabía ponerle nombre, ponerle las palabras que lo explicara. Nunca he sido hábil con las palabras, ni siquiera cuando hablo conmigo.

Encontré un lugar para mi caos. Allí, en Japón, siento que todo está dónde debe estar. Allí mi caos encaja. Aquí mi caos sólo es caos. Allí mi caos tiene un sentido.

Suena absurdo, extraño y puede que sea algo demente, pero es lo que siento y no puedo evitarlo. Tampoco quiero.

5 comentarios:

  1. Te comprendo, yo tampoco he sido de las que decia:me gustaria vivir aqui o alla. Viajar si pero vivir...y Japon?? mucho menos en Japon!! Hasta que fuimos. Entonces muchas cosas empezaron a cobrar sentido.

    Por suerte o por desgracia todavia hay muchas cosas que me atan a donde estoy ahora y lo unico que ansio es deshacer esos nudos poco a poco para sentirme libre de tomar una decision que probablemnte cambiaria toda mi vida.

    Animo Anabel^^ ganbatte!

    ResponderEliminar
  2. Lo mismo te digo MJ. Animo!!!! Algún día volveremos a caminar por aquellas calles y a quedarnos embobadas en los konbini, intentando decidir qué comprar para desayunar XDD

    ResponderEliminar
  3. Parece mentira, pero nuestras almas conocen el lugar que nos corresponde y hallan las palabras adecuadas para hacernoslo saber. No puede explicarse con palabras, no puedes más que sentirlo y escuchar sus sutiles enseñanzas....
    Y una vez sabido, luchar por ello. Ánimo a las dos, porque de algún modo u otro ya habeis tomado la decisión.... Muchos ánimos.

    ResponderEliminar